A lo bruto, así decidió la Policía de Tasmania detener a un joven de 20 años que iba armado con un cuchillo y acababa de robar en una farmacia.
El chico no hacía caso a las demandas de los agentes que le apuntaban con sus armas y le pedían que soltase el cuchillo y se echara al suelo. Uno de los agentes, que conducía un coche camuflado, intentó derribar al joven con el vehículo. No sólo no dio resultado, sino que el hombre empezó a golpear el vehículo policial.
El conductor esperó unos segundos y atropelló al joven para que depusiera su actitud, que saltó por los aires y recibió un segundo golpe que lo hizo cambiar de opinión y entregarse.
Según dice la Policía, el joven no resultó herido.