No era su día. Un estudiante ruso decidió atracar una tienda, pistola en mano, para hacerse con un rico botín. Pero la sangre fría de las empleadas del establecimiento y de alguna que otra cliente, que no se lo tomaron en serio y lo ignoraron, le hicieron desistir de su aventura.
Ocurrió en un supermercado de Vorkutá (República de Komi, Rusia).