Un tribunal mexicano ha condenado a 80 años de cárcel a los responsables de la muerte violenta de María Villar, la española secuestrada y asesinada en 2016 en México y sobrina del expresidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar.
El 13 de septiembre de 2016, tras haberse subido a un taxi con licencia falsa en Santa Fe (Ciudad de México), María Villar llamó a su marido, Cristiano Do Vale, para comunicarle que se dirigía a casa. Lo que nunca pudo imaginar fue que el taxista y otro hombre, que asaltó el vehículo en el que viajaba la mujer unos minutos después, estaban compinchados para secuestrarla. Tras haberla maniatado y trasladado a un cubículo oculto en el maletero, secuestradores y Policía Federal mantuvieron una negociación durante la cual, los mediadores obtuvieron una fe de vida de Villar. Aunque el marido de la española, Cristiano do Vale, pagó un rescate de unos 3.000€, las negociaciones se interrumpieron repentinamente. Apenas dos días después de su secuestro, el cuerpo sin vida de María Villar fue hallado en un paraje de Santiago Tianguistenco (Estado de México).
Un expolicía condenado por el asesinato
Las dos personas condenadas por este asesinato, incluyendo un expolicía, son las mismas que fueron arrestadas pocos días después del crimen. Ambos formaban parte de una banda criminal sin recursos ni experiencia. Han sido declarados culpables del secuestro y asesinato de la mujer.
Un proceso judicial lento
El viudo de Villar, Cristiano Do Vale, ha lamentado la lentitud del proceso judicial y los obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar. «Durante este camino fueron muchos mexicanos, muchos extranjeros, que me decían que lo dejara, que desistiera, que eso no iba a ir a algún lado», ha declarado.
Sin embargo, ha manifestado que conocer la sentencia le ha devuelto la confianza en la justicia mexicana. Do Vale ha explicado a EFE que «Esta sentencia significa dar un paso más en la búsqueda de justicia. Hoy, la verdad, me llena de satisfacción ver que, a pesar de todo lo que se dice del país, del cual nos enamoramos y elegimos para vivir hace unos años, tiene un sistema judicial en el cual confío».